A la hora de brindar, Noralía Villafañe podrá hacerlo por haber alcanzado nuevos objetivos este año y tener muchos proyectos para el próximo, incluyendo un nuevo paso por escenarios europeos. Pero junto con los propósitos propios trazados (y consumados), están las buenas noticias que llegan sin aviso previo y que permiten cerrar un balance entre sonrisas y satisfacciones.
La folclorista recibió el miércoles el premio Tarco a la Artista del Año (en una edición previa lo obtuvo como solista femenina), en la ceremonia que organiza la Municipalidad de Tafí Viejo para honrar a sus referentes culturales, empresariales y productivos. Y lo celebrará esta noche, cuando desde las 22.30 se presente en la peña El Cardón (Las Heras 50), en una velada musical en la que tendrá como invitados a Grillo Córdoba, Jorge Soraire y Carlos Ottonello.
“El Tarco lo vivo como un reconocimiento muy importante, corolario de un gran año artístico que estoy viviendo todavía. Es valorar el esfuerzo físico y mental para acomodar horarios entre el trabajo, la familia y el folclore, incluso económicamente, y el dejar a mi hija en mis viajes; espero que todo siga dando frutos en mi intención de que la música tucumana trascienda fronteras. Es un incentivo que da fuerzas”, sostiene.
La cantante estuvo este año en París por primera vez, en una feria internacional de turismo y en un evento organizado por la Embajada Argentina en Francia y con posibilidades ciertas de repetir y con su tercer paso por Alemania confirmado para junio. “Siempre representar a Tucumán es un orgullo sincero. Cada vez que viajo como embajadora de mi tierra es emocionante, vivo una mezcla de sentimientos donde convive la nostalgia y la alegría. Fui con mucho miedo, porque era un terreno desconocido y estaba sola con mi caja y con pistas. Me dijeron que eran antipáticos, y me pasó todo lo contrario, hasta una argentina allá me prestó su departamento. Sentí que fue mi consagración, tuve sensaciones maravillosas con un repertorio que es conocido allá por Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui. Hasta me dí el lujo de bailar una zamba y una chacarera, acompañada por todos”, describe.
Esas experiencias extranjeras tienen, incluso, un sabor algo amargo. “La repercusión que logro en otro suelo con la gente no siempre la siento en la provincia, más allá de lo repetido de que nadie es profeta en su tierra. No es común tener la respuesta o el apoyo que merece tanto esfuerzo que hacen los artistas. Yo trabajo, agacho la cabeza y le meto para adelante. No puedo dejar de cantar porque me muero: es un cable a tierra que llevo en la sangre. Muchas veces tengo ganas de largar todo, no quiero renegar más, pero las satisfacciones son muchas más que los malos momentos”, sostiene.
En su recital de esta noche, Villafañe se centrará en los compositores tucumanos y norteños, ya que disfruta de interpretar “a nuestros poetas, a nuestros paisajes, al sentimiento local y argentino, a los personajes que la pelean, la luchan y la sufren en las letras de las zambas, que están tan bien representados en la síntesis maravillosa de las letras que escribieron nuestros creadores”.